//¿Está la planificación de la siembra ligada al éxito del cultivo?

¿Está la planificación de la siembra ligada al éxito del cultivo?

La siembra de un cultivo debe ser muy bien planificada, pues determina el inicio de un proceso de cerca de 130 días y que afectará todas las operaciones en el manejo del campo, además de determinar las posibilidades de éxito o fracaso del cultivo.

La densidad de siembra varía básicamente con la variedad y la disponibilidad de agua y nutrientes. Un análisis de las variedades disponibles muestra que la densidad recomendada puede variar entre 300.000 a 320.000 plantas por hectárea o 30 a 32 plantas por metro cuadrado.

Variaciones de más o menos 20% en ese número no alteran significativamente el rendimiento de granos para la mayoría de los casos, desde que las plantas sean distribuidas uniformemente, sin muchas fallas.

Factores determinantes. Para la obtención de la máxima calidad de siembra, se deben considerar factores que tendrán su efecto en las operaciones subsecuentes y la productividad del cultivo.

*El cuidado en la distribución de semillas en las hileras.

*La profundidad de siembra.

*El espaciamiento entre hileras.

En las épocas indicadas de siembra, deben ser empleados espaciamiento de 20 a 5 cm entre las hileras. Trabajos realizados recientemente con algunas variedades indican aumentos de rendimiento con el uso del espaciamiento de 20 cm, con la población de plantas recomendada y/o cuando la siembra es realizada al final de la época citada.

En condiciones que favorecen la ocurrencia del acamado de plantas, puede corregirse este problema, sin afectar el rendimiento final, reduciendo la población en 20%. Por otro lado, cuando la siembra es realizada de forma tardía, al final de la época indicada, se sugiere acrecentar 20% el número de plantas, con el objetivo de reducir la estatura de plantas en función del acortamiento del periodo vegetativo.

Aspectos fundamentales. Además de los factores ya mencionados, existen asuntos fundamentales para la obtención del máximo de la expresión del potencial productivo de la genética moderna de soja, como la profundidad, topografía, irrigación, fertilización y encalado, control de enfermedades, plagas y malezas.

Suelo: El suelo debe estar químicamente corregido, físicamente adecuado y biológicamente activo.

Desde el punto de vista químico, el pH debe estar preferentemente entre 5,5 a 6,5 los niveles de calcio y magnesio deben estar adecuados. Así también, los niveles de fósforo y potasio deben estar cerca del nivel crítico determinado para cada región.

Los niveles de materia orgánica del suelo son fundamentales para el logro de los objetivos, se debe buscar mantener o elevar los mismos, puesto que es de vital importancia para el funcionamiento del suelo como un todo. Trabajar un suelo sin compactación o resistencia física a la penetración y un suelo biológicamente activo, ligado al contenido de materia orgánica es lo que debemos buscar para un buen desarrollo del cultivo.

Humedad y temperatura. La semilla es un ser vivo, y para la germinación y la emergencia de la plántula, requiere absorción de agua, de por lo menos 50% de su peso seco. Para que esto ocurra, debe haber humedad adecuada y aireación del suelo y la siembra debe propiciar el mejor y mayor contacto posible entre suelo y semilla.

La siembra de soja en suelo con insuficiencia hídricao la famosa “siembra en el polvo” (no pó, en portugués), perjudica el proceso de germinación, con la posibilidad de volver este proceso más lento, exponiendo a las semillas al ataque de plagas y a microorganismos de suelo, reduciendo la chance de obtención de la población de plantas deseada.

En caso de siembra en estas condiciones, el tratamiento de semillas con fungicidas puede prolongar la capacidad de germinación de las mismas, hasta que ocurra condición favorable de humedad en el suelo.

La temperatura media del suelo adecuada para la siembra va de 20 a 30ºC, siendo 25ºC la ideal para una emergencia rápida y uniforme. Siembra en suelos con temperatura media inferior a 18ºC puede resultar en drástica reducción en los índices de germinación y de emergencia, además de tornar más lento este proceso, lo que puede ocurrir en siembras anteriores a la época indicada en cada región. Temperaturas por arriba de 40ºC, pueden ser perjudiciales.

Profundidad. Las plantas necesitan de espacio en el cual sus raíces pueden penetrar libremente en busca de agua y de elementos necesarios para su desarrollo. Su sistema radicular se constituye de un eje principal y gran número de raíces secundarias concentradas, en su mayoría a 15-20 cm de profundidad, pero con expansiones laterales que pueden llegar a 180 cm. De esta forma, lo deseado es que el suelo presente profundidades superiores a 50 cm, principalmente cuando es un suelo arcilloso.

Topografía. Teniendo en consideración el control de la erosión y las facilidades de mecanización, se debe dar preferencia a las glebas con topografía plana y suave, con declives no mayores a 12-15%.

Fuente: AgroJornada. Adaptado de José Luis da Silva Nunes, Dr. en Fitotecnia